martes, 15 de marzo de 2011

DICE MERCEDES FUNES SOBRE LA OBRA

Te Voy a Matar Mamá, es una obra donde lo simbólico esta presente tanto en los textos, como en las acciones, en las emociones...
Es una zambullida al universo femenino, a ese costado femenino y emocional, que desborda, cuestiona, teme, vibra.
¡Y que maravilloso es que un universo cargado de tanta sensibilidad sea escrito por un hombre!
Confirma mi teoría personal de que las caras femeninas y/o masculinas, no son solo inherentes al género...
Querer matar a mamá es más que querer realizar el acto, el hecho...mamá, esta, inevitablemente, en la creación y las bases de cada ser humano.. (haya sidoesta presente, ausente...)
Todos venimos de mamá, todos estamos hechos de pinceladas ajenas.
Matar a mamá, es matar esa pincelada, ese trazo que nos define.
Es querer renacer.
Pero aveces se necesita realizar el concreto acto de matar, para matar a mamá

viernes, 11 de marzo de 2011

DICE LUIS CAMPOS SOBRE LA OBRA

"Sócrates, el encantador de almas” no es una obra histórica, ni didáctica como su nombre y el tema nos lo puede hacer supones y aunque  por fuerza contenga alguno de estos elementos,  es una mirada hacia nosotros, porque Sócrates les habla a el hombre del siglo XXI, sobre la política, la injusticia, la piedad, la ética  y la bondad, que siguen siendo un problema  vivo e irresoluto del hombre de  todos los tiempos.
En lo estético “Sócrates, el encantador de almas” propone la fuerza de la palabra como catarata incontenible de trasmisión  hacia el público en comunión con el arma mas primigenia del Teatro, el juego del actor.

SÓCRATES, EL ENCANTADOR DE ALMAS

Un profesor se identifica con Sócrates hasta ocupar, imaginariamente su lugar. El autor se interesa por los sentimientos de un hombre que prefirió la muerte antes que ceder a todos los ofrecimientos que le hacía la Asamblea Ateniense para conmutarle la pena, desde que pague una pequeña multa, hasta que deje de filosofar. Trata de mostrar el ejemplo, realmente necesario en nuestros días, de un hombre que, como sabemos, eligió beber la cicuta antes de dejar de ser quien era.

Cuenta Eduardo Rovner sobre la Puesta en Escena
Siempre me interesó la complejidad de las relaciones humanas. Por otra parte, creo en el arte como posibilidad de un acercamiento a los misterios de las pasiones, tanto como una herramienta importantísima para dejar testimonio del tiempo que vivimos. Y el acercamiento al misterio de las pasiones nos permite entender un poco más, paso esencial para la posible solución de un conflicto.
Los monólogos y los unipersonales me brindan la posibilidad de adentrarme más profundamente en los sentimientos complejos e irracionales de los personajes frente a ciertos conflictos. Me permiten escuchar “el fluir de la conciencia y del inconsciente” de alguien que me interesa frente a una situación determinada.
En el teatro, el monólogo es, en realidad, una forma de diálogo en el que una persona desarrolla sus acciones, pensamientos, exterioriza sus sentimientos dirigiéndose, casi siempre, a otro u otros personajes que pueden estar o no. Digo que casi siempre se dirigen a otro porque en ciertos monólogos, los personajes alternan sus expresiones dirigidas a un destinatario con soliloquios que, aparentemente, no tienen un claro receptor. Y digo que esos receptores pueden estar o no, porque existe la posibilidad, como intenté en “El otro y su sombra”, de que haya 2 personajes en escena, de los cuales sólo uno habla desarrollando su acción y discurso por su interpretación “arbitraria” de los gestos del otro
Ese fluir de la conciencia y del inconsciente, también llamado “monólogo interior”, nos permite, como dije antes, a través de la exposición dramática y desordenada, la asociación aparentemente absurda, frente a una acción determinada que se proponen los personajes, conocer o intuir más sus sentimientos, recuerdos, reflexiones  que los lleva a ejecutar esa acción o impredecible o prefijada.
En "Sócrates, el encantador de almas", a partir de un profesor que se identifica con Sócrates hasta ocupar, imaginariamente su lugar, el autor se interesa por los sentimientos de un hombre que prefirió la muerte antes que ceder a todos los ofrecimientos que le hacía la Asamblea Ateniense para conmutarle la pena, desde que pague una pequeña multa, hasta que deje de filosofar. Trata de mostrar el ejemplo, realmente necesario en nuestros días, de un hombre que, como sabemos, eligió beber la cicuta antes de dejar de ser quien era.

Ficha Técnica
Autor: Eduardo Rovner
Actuación: Luis Campos
Asistencia De Dirección: Javier Delgado
Vestuario: Ana Sellan
Musicalización: Pablo Rovner
Producción Ejecutiva: Rubén Sibilia
Prensa: Simkin & Franco
Co-Dirección: Fabi Maneiro
Dirección: Eduardo Rovner

jueves, 10 de marzo de 2011

TE VOY A MATAR, MAMÁ

Una hija está esperando a su madre para matarla. Habla, imaginariamente, con ella. Contradictoriamente, la acusa de todo lo que hizo y lo que no hizo, le reclama falta de cariño y sobreprotección, el darle demasiada libertad y no dejarla crecer, las razones de cada una de sus decisiones, no sólo con respecto a ella, sino también con relación a su padre, la culpa por sus frustraciones. En síntesis, desarrolla todo tipo de discursos y motivos que justifican su decisión de matarla, mientras ensaya diferentes formas de hacerlo, desde las más comunes hasta las más sofisticadas. Todas estas acciones culminan en un hecho inesperado.
A partir de esta situación la pieza intenta hurgar, con humor y emotivamente, en los sentimientos menos racionales y llenos de contradicciones de esa relación tan compleja: madre – hija: El amor, el odio, la culpa, la competencia, los celos, la envidia, la necesidad de afecto junto a la falta de libertad que genera ese mismo afecto.

Cuenta Eduardo Rovner sobre la Puesta en Escena
Siempre me interesó la complejidad de las relaciones humanas. Por otra parte, creo en el arte como posibilidad de un acercamiento a los misterios de las pasiones, tanto como una herramienta importantísima para dejar testimonio del tiempo que vivimos. Y el acercamiento al misterio de las pasiones nos permite entender un poco más, paso esencial para la posible solución de un conflicto.
Los monólogos y los unipersonales me brindan la posibilidad de adentrarme más profundamente en los sentimientos complejos e irracionales de los personajes frente a ciertos conflictos. Me permiten escuchar “el fluir de la conciencia y del inconsciente” de alguien que me interesa frente a una situación determinada.
En el teatro, el monólogo es, en realidad, una forma de diálogo en el que una persona desarrolla sus acciones, pensamientos, exterioriza sus sentimientos dirigiéndose, casi siempre, a otro u otros personajes que pueden estar o no. Digo que casi siempre se dirigen a otro porque en ciertos monólogos, los personajes alternan sus expresiones dirigidas a un destinatario con soliloquios que, aparentemente, no tienen un claro receptor. Y digo que esos receptores pueden estar o no, porque existe la posibilidad, como intenté en “El otro y su sombra”, de que haya 2 personajes en escena, de los cuales sólo uno habla desarrollando su acción y discurso por su interpretación “arbitraria” de los gestos del otro
Ese fluir de la conciencia y del inconsciente, también llamado “monólogo interior”, nos permite, como dije antes, a través de la exposición dramática y desordenada, la asociación aparentemente absurda, frente a una acción determinada que se proponen los personajes, conocer o intuir más sus sentimientos, recuerdos, reflexiones  que los lleva a ejecutar esa acción o impredecible o prefijada.
En "Te voy a matar, mamá", una hija está esperando a su madre para matarla. Habla, imaginariamente, con ella. Contradictoriamente, la acusa de todo lo que hizo y lo que no hizo, le reclama la falta de cariño y la sobreprotección, el darle demasiada libertad y no dejarla crecer, las razones de cada una de sus decisiones, no sólo con respecto a ella, sino también con relación a su padre, la culpa por sus frustraciones. En síntesis, desarrolla todo tipo de discursos y motivos que justifican su decisión de matarla, mientras ensaya diferentes formas de hacerlo, desde las más comunes hasta las más sofisticadas y disparatadas. Todas estas acciones culminan en un hecho inesperado. A partir de esta situación la pieza intenta hurgar, con humor y emotivamente, en los sentimientos menos racionales y llenos de contradicciones de esa relación tan compleja: madre – hija: El amor, el odio, la culpa, la competencia, los celos, la envidia, la necesidad de afecto junto a la falta de libertad que genera ese mismo afecto.


Ficha Técnica
Autor: Eduardo Rovner
Actuación: Mercedes Funes
Asistencia De Dirección: Javier Delgado
Vestuario: Ana Sellan
Musicalización: Pablo Rovner
Producción Ejecutiva: Rubén Sibilia
Prensa: Simkin & Franco
Co-Dirección: Fabi Maneiro
Dirección: Eduardo Rovner

miércoles, 9 de marzo de 2011

EDUARDO ROVNER

Autor y director teatral. Varias de sus obras fueron galardonadas con el Premio Casa de las Américas, Primero y Segundo Premio Nacional de Dramaturgia, Premio Argentores en cuatro oportunidades, Premio ACE, Teatro XXI, Florencio de Uruguay, Municipal de Buenos Aires, Estrella de Mar, premios ACE y HOLA de Nueva York, María Casares de España, UTI de Costa Rica. Es autor de alrededor de cuarenta obras, como “Volvió una noche”, “Almas gemelas", "Cuarteto”, "Compañía”, "Lejana tierra mía", “Noche de ronda”, "Teodoro y la luna", “Sueños de náufrago”, "La mosca blanca", “Y el mundo vendrá”, “En tren de soñar”, “La sombra de Federico”, “Illia ¿Quién va a pagar todo esto?”, “Los Velázquez” y "Concierto de aniversario". Muchas de ellas fueron representadas, además de en nuestro país, en otros como España, Finlandia, Rep. Checa, Eslovaquia, Israel, USA, Australia, México, Cuba, Costa Rica, Puerto Rico, Colombia, Brasil, Paraguay, Uruguay. Las mismas están publicadas en cinco tomos por Editorial De la Flor, además de haber sido impresas por diversas Editoriales y Revistas internacionales. Este año serán puestas, entre otras, “Don Arturo Illia”, “Sócrates, el encantador de almas”, “El otro y su sombra”, “Te voy a matar, mamá”, “En tren de soñar” y están en proyecto, “El hombre lobo”, “Otras almas gemelas”, “Noche de ronda” y otras.
Fue Director General y Artístico del Teatro Municipal General San Martín, Director del Plan Estratégico de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, integrante del MATe (Movimiento de apoyo al Teatro), Presidente de Fundart (Fundación para el apoyo del arte), Vicepresidente de la Fundación "Carlos Somigliana" que dirige el Teatro del Pueblo, y participó, representando al teatro, del Consejo de Cultura de la Nación.
Director de la Editorial Emergentes, fue vicepresidente de 17 Congresos Internacionales de Teatro Iberoamericano y Argentino.
Fue Profesor Titular de las materias “Taller de escritura dramática” y “Creatividad” en la Escuela Nacional de Arte Dramático y de la materia "Dramaturgia" en la Maestría en Teatro Argentino y Latinoamericano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Desarrolla hoy una intensa actividad realizando talleres y seminarios en Universidades de diferentes países.